Si bien tendríamos que remontarnos a Jesucristo, cuyo
mensaje y vida, marcada por la cruz y resurrección, impulsó a los apóstoles y
primeros discípulos a anunciarle, llegando hasta armenia, nuestro santo
La devoción a san Blas
se encontraba extendida por toda la cristiandad y por nuestra comarca. Como
prueba de ello es hallarse en la vecina población de Bélgida una imagen del
santo.
A finales del s.XVII se
desencadena la epidemia de difteria en el pueblo de Montaverner esta enfrmedad llamada también del
garrotillo, se localiza en la faringe, nariz, laringe, tráquea y bronquios,
formándose unas falsas membranas en las mucosas que dejan ulceras más o menos
profundas, causando de este modo la muerte por asfixia, además de ser
contagiosa. Nos encontramos en 1677. El pueblo, después de la expulsión de los
moriscos, que llevó consigo pasar de 60 casas a 30-40 debido a la obligación
que tuvieron los cristianos de aquí de repoblar los pueblos abandonados, sufre
esta peste. Desde diciembre hasta abril mueren 14 personas. Por este motivo el párroco el Dr. Juan Peralta,
el Justicia y Jurados salen del pueblo junto con otros vecinos a recibir la
imagen del santo en el límite con Bèlgida, cuya parroquia les cedió la imagen.
En andas, procesionalmente entró en la villa por la parte baja de la calle
Mayor hasta la Iglesia. En
la primera casa una niña, unos diez años, moribunda, que se le descubría el
garguero. La niña y sus padres invocaron al santo, recuperando la salud. Lo
mismo ocurrió con los demás enfermos. Aquello fue el lunes de pascua de 1678
(11 de Abril).
El acontecimiento se
transmite oralmente, sin embargo en 1741, en presencia del Dr. José Esplugues,
párroco, se toma acta notarial a cinco testigos oculares cuyas edades
comprendía entre los setenta y ochenta años.
Desde 1678 se celebra
este día la fiesta, si bien, al principio fueron los jóvenes los responsables,
pero siendo pocos y pobres costearon los actos algunos devotos. Finalmente se
determinó fuesen elegidos los festeros por sorteo. Sin embargo el 22 de Abril
de 1737, lunes de pascua y fiesta del milagro de san Blas, los jóvenes pidieron
en la Casa Abadía
al párroco realzar la fiesta y mejorarla. Nombrándose por sorteo dos jóvenes
como mayorales, comprometiéndose a comulgar en la Misa Mayor llevando un
cirio en la mano. Al año siguiente fueron sorteados los primeros jóvenes, Vicent
Ferri de Agusti y Vicent Tormo de Nadal. Años más tarde se organizó una
soldaresca (capitan y alferes, sargento arreglador,...). Al principio llevaban
una bandera prestada por el pueblo de Agullent. En 1763 se estrenó una bandera
con la imagen del santo, de los titulares (Juan y Santiago) y las armas del
pueblo. Y así se ha perpetuado.
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